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¿Cómo abordar el contexto chileno actual con los niños y niñas?

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En medio de un ambiente de cambios donde los ciudadanos se organizan en manifestaciones, y tras varios días de toque de queda, académicos y académicas de la Facultad de Educación de la Universidad Católica dan sugerencias de cómo reflexionar sobre el contexto social con los niños, niñas y jóvenes, tanto desde la escuela como desde el hogar.

 

Varias ciudades de Chile vivieron hasta por nueve días estado de emergencia declarado por el gobierno, que conllevó a toques de queda y la suspensión de gran parte de la locomoción colectiva. Esta realidad hizo que muchas empresas, organizaciones, colegios y municipios decidieran suspender sus actividades para permitirles a los profesionales y estudiantes mantenerse en sus casas.

En los medios, en tanto, las palabras “caos”, “guerra”, “vandalismo” y “protestas” resonaban una y otra vez en coberturas especiales, las 24 horas del día. El estado de emergencia se terminó y los titulares no cambiaron, mientras manifestantes siguen llenando las avenidas en Santiago y en otras regiones. ¿Cómo este escenario les afecta a los niños, niñas y estudiantes? ¿Cuáles son las mejores formas de tratar estos temas en familia y en la escuela? Dos académicos de la facultad de educación de la Universidad Católica nos dan algunos consejos.

Para el psicólogo y académico de la unidad, Jaime Balladares, “no hay receta para esto, pero lo importante es no hacer como si nada hubiera pasado”. “Algo está ocurriendo y si lo ocultamos los niños lo podrían resentir” agrega el especialista en psicología educacional.

Según él, hay dos aspectos esenciales a tomar en cuenta dentro del aula: “Uno es la contención. Es probable que niños y niñas estén más necesitados de afecto, de un abrazo, de sentir que, a pesar de que hay violencia afuera, hay alguien dentro que puede contenerle”. El segundo, “que educadoras y educadores es conversen sobre estos temas en la medida que sea posible. Dependiendo de la edad, las y los niños tienen distintas formas de interpretarlo y los profesores y profesoras tienen un rol importante en hacer digerir aquello que a sus estudiantes les cueste entender”, afirma.

La académica Patricia Guerrero tiene una opinión similar, aludiendo principalmente a la relevancia de ayudar a niños y niñas a comprender la violencia. La académica asegura que “comprender la violencia no es validar la violencia”, y que las y los educadores deben problematizar al respecto y “ayudar a los niños a comprender cuáles son las causas de la violencia, quiénes son los agentes, qué tipos de violencia hay”.

Para la experta, que también es psicóloga, es esencial “poner a los niños a pensar en aspectos propositivos de qué les gustaría cambiar de su país para que estos episodios no se repitan. Que piensen, propongan y den ideas”. Algo que se puede replicar en el hogar a través de estrategias que les permitan a las y los niños tener espacios de expresión: “Preguntarles antes de levantarse de la mesa si les puede contar algo que se le haya ocurrido o algo que le está pasando”, asegura.

Recomendaciones para padres y madres

Intentar reducir los efectos negativos que podría dejar el conflicto social en niños y niñas es algo esencial según ambos expertos, quienes coinciden en la necesidad de limitar su exposición a la televisión y otros medios de comunicación. “Hay que proteger a los niños de la sobreexposición a los medios de comunicación, al menos en niños y niñas menores de 12 años” afirma Patricia Guerrero, ya que, según ella, “se puede generar una mayor sensación de caos”.

Para Jaime Balladares, la alteración de la rutina que se pudo haber producido durante las últimas semanas da indicios al niño o niña sobre una anormalidad en el contexto, y asegura que es importante “que comprendan que esto no es normal, dependiendo, claro, de la interpretación de cada familia”. Para el académico, es ideal poder flexibilizar la rutina en una primera instancia y retomarla de forma gradual. "Por ejemplo, los papás deben enviar a los niños al colegio cuando sientan que están las condiciones para hacerlo”, ya que “si la mamá o el papá se muestra angustiado al enviar al niño al colegio no es bueno, porque, en el fondo, le estamos dando el mensaje de que ir colegio es angustiante”.

El experto advierte, además, la posibilidad de “que los niños puedan desarrollar conductas diferentes, más disruptivas o incluso asociadas a la violencia”. Al respecto, Patricia Guerrero cree que, en el contexto escolar, “profesores y profesoras deben trabajar en red con psicólogos, trabajadores sociales, encargados PIE, educadores diferenciales y otros organismos con que cuente su institución”. En el hogar, la académica aconseja que los padres y madres se contacten con las unidades psicosociales de las escuelas: “Las y los apoderados pueden pedir ayuda a las redes de su escuela o a los Centro de Salud Mental (COSAM). También existen materiales que se están generando en nuestra universidad que pueden ser de utilidad”.

Finalmente, Balladares cree que este contexto “puede entenderse como una oportunidad para desarrollar otras cosas”, y recomienda trabajar la relación entre padres e hijos realizando actividades beneficiosas: “Conversar, leer juntos, cocinar juntos, hacer otras actividades que permitan que estos tiempos se vuelvan productivos para estimular a los niños y niñas”.

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