“Elegí ser profesor”: De Ingeniería a Pedagogía
Se trata de la historia de Dylan Rocha, quien sacó 850 puntos en la PSU de matemáticas, y se matriculó en la carrera de Pedagogía en Matemáticas para seguir su sueño: enseñar y convertirse en maestro.
A los cuatro años Dylan Rocha no era como otros niños de su edad. A diferencia de su hermano mayor y otros vecinos de su barrio ubicado en La Pintana, no le gustaba jugar a la pelota ni a hacer otros deportes. Por el contrario, y a pesar de su corta edad, sus intereses siempre estuvieron ligados a otra área: calcular y hacer calzar situaciones cotidianas a través de los números. Así, lo que comenzó en el jardín como un juego para aprender a ver la hora, con los años se transformó en una habilidad innata para las matemáticas, la que lo llevó a convertirse en puntaje nacional en esa materia. Esta es su historia…
Rápidas y asertivas. Así eran las respuestas de Dylan (20) cada vez que acompañaba a su mamá a hacer las compras en el almacén del barrio. Antes de que la máquina registradora marcara el valor de la compra, él ya lo había calculado, y es que según recuerda su madre, Ximena Núñez, “desde pequeño desarrolló una habilidad y un gusto innato por las matemáticas”. Sin embargo, esa fascinación por los números no llegó sola. Siempre estuvo acompañada por otra de sus grandes pasiones: enseñar.
Tenía sólo seis años cuando comenzó a repasar matemática con sus compañeros que no entendían los números con la misma facilidad que él en el colegio. Y Con el tiempo, lo que empezó con un simple repaso grupal, se convirtió casi en clases particulares para sus amigos, quienes después de recibir una buena nota en matemáticas le agradecían, asegurando que incluso le entendían más a él que al profesor. En ese momento experimentó por primera vez lo que es enseñar. “No a muchos les gustan las matemáticas, pero cuando le enseñaba a mis compañeros, era muy gratificante sentir que podía ayudarlos a entender la materia”, dice mientras recuerda el momento en el que comenzó a soñar con ser profesor.
Con el pasar del tiempo, esa habilidad, que durante sus años de colegio parecía ser “sólo algo para lo que era bueno”, se transformó en algo más trascendente: una vocación. Por lo que al egresar de cuarto medio en 2016, decidió postular con un muy buen puntaje PSU a Pedagogía en Educación Media. Sin embargo, una llamada repentina dio un giro a sus planes.
“Me avisaron que había sido seleccionado en Ingeniería Civil en la Católica mediante una vía de admisión especial. En ese momento pensé que era una oportunidad que no podría rechazar, pero luego, durante el transcurso de la carrera comencé a hacer clases de matemáticas en el Preuniversitario de la Federación de Estudiantes UC, y eso fue lo que finalmente me hizo conectarme con mi instinto inicial para tomar la decisión de cambiarme de carrera. Recuerdo que pensé: “Salte de acá, ándate a pedagogía”.
De Ingeniería Civil a Pedagogía en la UC
En su segunda vez rindiendo la Prueba de Selección Universitaria (PSU), Dylan obtuvo 850 puntos en la prueba de matemáticas, lo que le hubiese permitido estudiar carreras como medicina o derecho. Sin embargo, postuló a la Facultad de Educación de la UC para estudiar Pedagogía en Matemáticas con un puntaje ponderado de 752 puntos, impulsado por el anhelo de cumplir el sueño que lo acompañó desde su niñez: “convertirse en profesor”. “Salí de ingeniería con la mentalidad de estudiar pedagogía y desde ese momento en adelante, nunca lo dudé. Por otro lado, sé que la Católica me va a entregar todas las herramientas que necesito en la parte teórica y valórica. Es importante para mí escoger una universidad que, a parte de la teoría, forme personas”.
Si bien su papá no estuvo convencido en un principio de su cambio de carrera debido a las incertidumbres que conlleva la docencia, una vez tomada la decisión recibió el completo apoyo de su familia, que siempre estuvo convencida de que la enseñanza “era lo suyo”.
Hoy, a horas de iniciar su primer año de Pedagogía en Matemáticas en Educación Media, Dylan asegura sentirse “en el lugar correcto” y lo emociona la idea de rememorar lo que alguna vez sintió, con tan sólo seis años, en aquella sala de clases de La Pintana, ayudando a sus compañeros a entender el lenguaje de los números.
“A diferencia de cuando estaba estudiando ingeniería, ahora sé que todo el esfuerzo, las lágrimas y el cansancio valdrán la pena. Siento que estoy en el lugar correcto. Ahora mi idea es sacar pedagogía en matemáticas, después física y luego sacar algún certificado en química, cosa que pueda desempeñarme como profesor en varias áreas. A pesar de que me gusten las matemáticas, quiero potenciar esa misma pasión por enseñar en otras materias”.