Columna de opinión de Valeria Cabello: "Pensar la inclusión desde las disciplinas, una tarea pendiente"
La investigación muestra que el proveer oportunidades de aprendizaje pertinentes para todos y todas es un ejercicio de justicia educacional, que beneficia al sistema educativo completo. Sin embargo, la inclusión ha sido un desafío en las escuelas, no solo en el contexto chileno sino a también internacional.
El modelo formativo de nuestra Facultad de Educación apunta al desarrollo de una serie de prácticas fundamentadas en el aprendizaje de todas y todos los estudiantes. De hecho, proveer oportunidades de aprendizaje para todos es un ejercicio de justicia educacional. Favorecer aprendizajes disciplinares desde una perspectiva inclusiva, que considere la diversidad humana como un recurso en los espacios educativos es una necesidad, no solo de los sistemas educacionales y sus actores, sino que de la sociedad completa.
La educación inclusiva es y seguirá siendo una necesidad de la sociedad en su conjunto. A nivel general, hemos transitado desde modelos educativos centrados principalmente en los procesos de enseñanza, con foco en los contenidos, hacia la visibilización del diseño de oportunidades de aprendizaje que conecten profundamente con nuestra experiencia como seres humanos y la naturaleza del conocimiento. En este marco, una educación inclusiva no solo debería responder a las necesidades educativas diversas, sino que debiese considerar nuestra diversidad como un recurso dentro de los procesos e interacciones que nos llevan a aprender, unos de otros.
La investigación muestra que el proveer oportunidades de aprendizaje pertinentes para todos y todas es un ejercicio de justicia educacional, que beneficia al sistema educativo completo[1]. Sin embargo, la inclusión ha sido un desafío en las escuelas, no solo en el contexto chileno sino a también internacional. De hecho, los avances en este tema han estado más bien centrados en ampliar el acceso de personas con dificultades sensoriales, motoras o cognitivas, capacidades o condiciones diferentes, a la educación regular[2]. Esto, sin necesariamente garantizar que las experiencias de aprendizaje sean adecuadas, generen sinergia entre las habilidades de los grupos de estudiantes o que sean específicas a las disciplinas del currículum. Varios de los desafíos en esta área radican, según el propio profesorado, en la escasa formación docente para la atención de la diversidad, la distribución ineficiente de recursos y la persistencia de prácticas de segregación de estudiantes[3]. Dado lo anterior, pensar la inclusión desde las disciplinas o áreas disciplinares, es una tarea pendiente.
Nuestra Facultad de Educación basa su modelo formativo en el desarrollo de prácticas fundamentadas en el aprendizaje de todas y todos los estudiantes, las cuales permiten ejercer un sentido justicia educacional en la sala de clases. La enseñanza orientada a la justicia educacional debe abordar cómo el aprendizaje disciplinar es generado mediante interacciones y prácticas específicas, que anidan dentro de sistemas de privilegio y segregación. No es sorprendente que en la asignatura de ciencias o tecnología las interacciones favorezcan el desarrollo de intereses y capacidades de los hombres por sobre los de las mujeres, o que en clases de matemáticas las expectativas docentes sobre el logro futuro de sus estudiantes sean distintas según su color de piel, etnia o género percibido.
En este marco, el programa de Magíster en Educación, mención en Diversidad e Inclusión, ofrece una mirada crítica sobre dichas interacciones, prácticas y los discursos que las sustentan, que invita a repensar la inclusión también desde las disciplinas. Por ejemplo, respondiendo inquietudes desde la enseñanza multisensorial de las ciencias, la perspectiva de afirmación positiva de género femenino en matemáticas o incorporando visiones desde la neurociencia aplicada a la educación en lenguajes. Es urgente que profesionales de la educación desarrollen investigación, intervenciones e innovación orientadas a reducir las brechas e inequidades, así como a concientizar a las comunidades educativas sobre estrategias pedagógicas actualizadas y basadas en estudios en las disciplinas del currículum y sus conexiones posibles[4]. Esto permitiría enriquecer los repertorios educacionales hacia prácticas de alto impacto, que reestructuren las relaciones de poder en la sala de clases y sus interseccionalidades que han sido históricamente parte del aprendizaje en disciplinas específicas.
En síntesis, frente al desafío de favorecer aprendizajes disciplinares desde una perspectiva inclusiva, considerar la diversidad humana en sus procesos y el desarrollo de prácticas orientadas a la justicia educacional, es sin duda una necesidad, no solo de los actores del sistema educacional sino que de la sociedad completa, en la cual los y las docentes en formación tienen una voz clave que alzar y un rol trascendente que ejercer.
Valeria M. Cabello
vmcabello@uc.cl
[1] Calabrese Barton, A., Tan, E., & Birmingham, D. J. (2020). Rethinking High-Leverage Practices in Justice-Oriented Ways. Journal of Teacher Education, 71(4), 477-494 https://doi.org/10.1177/0022487119900209
[2] Fernández-Enguita, M. (1998). La escuela a examen. Madrid: Pirámide
[3] Esparza, R. (2019). Perspectiva global de una educación inclusiva, en Chile y en los principales países sudamericanos. Educación, 25(1) https://doi.org/10.33539/educacion.2019.v25n1.1765
[4] Ver por ejemplo, Mensah, F.M. & Larson, K. (2017). A summary of inclusive pedagogies for science education. https://sites.nationalacademies.org/DBASSE/BOSE/Science-Investigations-and-Design/index.htm