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Expertos llaman a la ciudadanía a exigir transparencia, incluso en el sector privado

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Durante el seminario “Formación Ciudadana y Transparencia: avances y desafíos para el sistema educativo”, organizado en conjunto por la Universidad Católica y el Consejo para la Transparencia, los expositores diagnosticaron que la exigencia creciente por transparencia se enfrenta con la costumbre atávica del funcionario público, que se ve a sí mismo más como una autoridad que como un servidor social.

 

El sistema educativo chileno no será efectivo del todo si no logra formar una ciudadanía despierta y consciente de sus derechos y obligaciones de acceso a la información, probidad y transparencia, tanto en el mundo público como en el sector privado.
Así lo afirmaron los panelistas y expositores que participaron en el seminario “Formación Ciudadana y Transparencia: avances y desafíos para el sistema educativo”, que fue organizado en conjunto entre la Facultad de Educación y el Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación de la Universidad Católica y el Consejo para la Transparencia, el pasado jueves 12 de noviembre en el Centro de Extensión.
El Seminario fue inaugurado por Andrés Bernasconi, vicedecano de Educación de la UC y Vivianne Blanlot, presidenta del Consejo para la Transparencia, y contó con las exposiciones de los académicos Joan Pagès y Flor Cabrera, de la Universidad Autónoma de Barcelona, expertos en didáctica de las ciencias sociales, la formación de profesores y la enseñanza de la ciudadanía a las nuevas generaciones de estudiantes.
Durante la inauguración, Vivianne Blanlot Soza, Presidenta del Consejo para la Transparencia, reconoció que en estas materias aún falta por hacer mucho más, y que luego de seis años de trabajo del Consejo, menos del 20% de la ciudadanía sabe que tiene derecho de acceso a la información y tampoco hace uso de esta herramienta legal.
-No basta con lo que hemos hecho. La única manera de enfrentar este desafío es mediante la formación de los ciudadanos del futuro, de las próximas generaciones. Hay que ejercitar el derecho a exigir transparencia, incluso en el sector privado.
Blanlot agregó que la caída de la confianza ciudadana en todas las instituciones, obliga a entidades como el Consejo a repensar la formación ciudadana y la educación cívica.
-Estamos en una situación en la cual nuestra cohesión ciudadana está amenazada, y que sólo puede resolverse al instaurar la formación cívica, que es una semilla que dará fruto en el largo plazo.
Andrés Bernasconi, director de CEPPE y vicedecano de la Facultad de Educación, reconoció que la formación ciudadana tiene poco espacio en el currículo nacional, y que también en la universidad sucede lo mismo.
-La transparencia es un hábito, una norma, un principio de trabajo. Buena parte de lo que hacemos en la sociedad civil son actividades públicas y publicables. La oscuridad y el secreto ayudan a hacer cosas ilegales o inmorales. La transparencia es un disuasivo contra esas prácticas.
Bernasconi comentó que la exigencia creciente por transparencia se enfrenta con la costumbre atávica del funcionario público, que se ve a sí mismo más como una autoridad que como un servidor público.
-Por supuesto existen áreas que reclaman secreto, como la Inteligencia o la Diplomacia. Pero en general, todo lo que escribimos y hacemos puede ser visto por alguien más.
Bernasconi recordó a Immanuel Kant cuando llama a que todas las acciones puedan ser objeto de escrutinio público, y agregó que “ése es el desafío de nosotros como educadores: que la transparencia sea parte de nuestra forma de vivir en comunidad”.
Escepticismo frente al poder
La Educación para la Ciudadanía no es una asignatura, es algo que cada persona construye a lo largo de su vida explicó Flor Cabrera, componente del grupo de investigación sobre educación intercultural y ciudadanía llamado GREDI de la Universidad de Barcelona, España, quien fue la primera oradora del seminario.
-La educación ciudadana se da en cualquier espacio, no sólo en la escuela: también en el barrio, el municipio, la familia. Idealmente, debe orientarse a tres principios: favorecer la participación ciudadana en el espacio público; desarrollar el sentido de pertenencia a una comunidad, no sólo como reconocimiento legal y jurídico, sino como identidad cultural; y por último, desarrollar la competencia ciudadana, es decir, la capacidad de realizar juicios críticos.
De esta manera, indicó Cabrera, es posible ir construyendo entre todos un nuevo perfil de ciudadanos, que sean activos, responsables, que sepan gestionar la interculturalidad, críticos y solidarios, comprometidos con la equidad de género y respetuosos de las otras personas y del medio ambiente. En resumen, “ciudadanos activos, responsables, críticos y sobre todo escéptico frente al poder”, aseveró.
-Es en la pluralidad de la ciudadanía, en su mutua cooperación y no en la “sobrevivencia de los mejores adaptados”, donde reside ahora la esperanza –argumentó.
Joan Pagès, del Departament de Didàctica de les ciències socials de la Universitat Autònoma de Barcelona, afirmó que antes que las disciplinas, los jóvenes deben “aprender a ser ciudadanos. Pueden saber más o menos de física o matemática, pero ser ciudadanos es primero. Y con el agravante de que no pueden reprobar”.
-Debemos enseñarles a ser ciudadanos globales, pues todos compartimos las mismas preocupaciones, los mismos problemas. Frente a este mundo global que controla el capitalismo, no hemos sabido desarrollar una ciudadanía globalizada que enfrente los problemas comunes –advirtió.
Frente a ello, la escuela es el lugar que debe capacitar para vivir en la polis.
-La escuela debe intentar crear ciudadanos libres de prejuicios, de racismo, de clasismo, homofobia y de creencias religiosas. La escuela debe ser un espacio para aprender a vivir democráticamente, sin falsas hipocresías –aseveró.
Las escuelas son claves, ya que por allí “pasa todo el mundo, incluso los políticos”, ironizó. “Hay que aprender a discutir, dialogar, rebatirse, no estar de acuerdo, pero sin recurrir a la fuerza, sino al imperio de la razón. Desarrollar pensamiento crítico ante la injusticia, lo derechos sociales y las desigualdades estructurales. Es el debate la única manera de enfrentar y procesar el conflicto” finalizó.
El seminario finalizó con un panel en el que se expusieron experiencias en formación ciudadana y donde participaron desde el mundo universitario Rodrigo Mardones (Director Instituto de Ciencia Política PUC) y Gabriel Villalón (Académico Universidad de Tarapacá); desde el mundo municipal el Equipo Comunidad Escolar Municipalidad de Providencia; y desde el Consejo para la Transparencia Juan Pablo Camps, de la Unidad de Promoción y Clientes del Consejo para la Transparencia.
Al seminario asistieron más de 200 personas y contó con el apoyo del Programa de cooperación de la Unión Europea EUROsociAL II.

Texto: Francisco Zabaleta, Facultad de Educación UC.

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