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Más de 800 educadoras de párvulo y académicos se reunieron en seminario internacional organizado por Educación UC

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El seminario internacional “El pensamiento científico en la formación inicial y permanente de educadores de párvulo” se realizó el 27 de octubre en el Centro de Extensión de la UC. La actividad fue organizada por el profesor Mario Quintanilla y la Facultad de Educación del plantel.

 

El jueves 27 de octubre se realizó el seminario “El pensamiento científico en la formación inicial y permanente de educadores de párvulo” a cargo del profesor Mario Quintanilla y organizado por la Facultad de Educación. La actividad contó con la asistencia de más de 800 profesionales de educación y con la participación de expositores españoles, argentinos, entre otros.

 

A la actividad asistió la decana de la Facultad de Educación, Lorena Medina,  la jefa de la División de Política Educativa de la Subsecretaria de Educación Parvularia, Enriqueta Jara; el profesor Mario Quintanilla, uno de los organizadores, y los expositores : Nora Bahamondes (Argentina), Rosa Nidia Tuay Sigua (Colombia) y Montserrat Pedreira (España). Además, de los panelistas y moderadores de diferentes universidades chilenas: Macarena Ocáriz - PUC l Joyce Maturana - PUCV l Claudia Rodríguez y Luigi Cuéllar – UCSC.

En la ocasión, la decana Medina señaló que como Facultad “estamos conscientes de la importancia que tiene la formación inicial”. La autoridad agregó, también, que “la investigación internacional ha mostrado que participar o no participar en programas de educación y cuidado de la primera infancia marca la diferencia en el desarrollo de las personas, en la reducción de las desigualdades, en la prevención de alteraciones del desarrollo, en el rendimiento académico posterior, incluso en las oportunidades de empleo y bienestar futuro”.

Una importancia en la que coincidieron las expositoras internacionales. Durante las distintas ponencias, las expertas interpelaban al público a imaginarse escenarios distintos de cómo enseñarle a los más pequeños a aprender.

Uno de esos escenarios fue el siguiente: un niño de dos años jugando con una lupa. Para muchos esta imagen podría una simple curiosidad de parte del infante ante un objeto que le llama la atención, pero este simple acercamiento con la lupa lo puede llevar, a través del juego, a aprender.

“¿Cómo un  niño pequeño aprende a utilizar una lupa?, pues jugando. La idea es ponerle al alcance instrumentos para que tenga este uso exploratorio”, explicó la investigadora catalana, Montserrat Pedreira. La experta agregó que “(como educadores) tenemos que romper la idea de que aprender tiene que ver con el silencio, con lo estático. De hecho, si su sala de clases es bulliciosa, hay que defender la actividad diciendo que es un ruido de calidad”.

Este tipo de debates marcaron las cuatro horas que duró el seminario internacional que se llevó a cabo en el Salón Fresno del Centro de Extensión de la U. Católica.

Pedreira destacó la necesidad de que los niños aprendan a través del juego y se preguntó lo siguiente: “Qué vamos a hacer con nuestros niños para que cambien la forma de pensar, esto no se logra si le dices cómo lo tiene que hacer… él debe experimentar para llegar a esa conclusión y esto también es ciencia”.

Una opinión que compartió la experta de Colombia, Rosa Nidia, quien señaló que es fundamental que su acercamiento sea a través de los fenómenos. Por ejemplo, dijo, “cuando se aprende mediante mi propia experiencia, observar un fenómeno desde este ángulo, permite crear prácticas de aulas que sean significativas para el estudiante”.

Nidia agregó que “aprender ciencia es una actividad cultural, entonces, es fundamental que los niños en sus primeros años accedan a la cultura”.

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Asimismo, señaló que es fundamental que su acercamiento sea a través de la experiencia. Por ejemplo, dijo, “cuando se aprende mediante mi propia observación, el niño en terreno y observando el fenómeno, se crea el ambiente ideal que permite crear prácticas de aulas que, a la vez, sean significativas para el estudiante”.

En esa lógica, la investigadora argentina, Nora Bahamontes, se hizo la siguiente pregunta: ¿qué lugar ocupa hoy en las aulas la enseñanza de las ciencias naturales? “Nosotros en Argentina no estamos conformes con el lugar que tiene y esto se da porque hay convicción de los profesores y padres de que los niños deben, primero, aprender escritura y matemática y después dedicarse a las ciencias”.

Es necesario repensar esto, explicó la expositora en el seminario internacional. “Hemos observado que los niños y niñas se preguntan, imaginan, registran y utilizan el lenguaje oral y escrito para explicar cómo funciona el mundo. Entonces, tenemos que establecer un puente entre el mundo cotidiano y los modelos teóricos de la ciencia”.

¿Cómo lograr esto? Según Bahamontes, esto significa que en las salas de clases hay que interactuar directamente con los fenómenos. Conviene cambiar la mirada de los modelos porque es fundamental que los niños interactúen, observen, experimenten y generen preguntas. Es decir, que obtengan respuestas en base a la evidencia que ellos mismo van construyendo”.

Proyectos en marcha

Más adelante, expuso la profesora Macarena Ocáriz quien participa del proyecto “Pensamiento Científico del Niño y su Didáctica”, cuyo objetivo general es desarrollar conocimientos didácticos y habilidades profesionales para el diseño de oportunidades que favorezcan el desarrollo de habilidades de pensamiento para la comprensión del medio natural en niños y niñas en edades tempranas.

La profesora comentó que el proyecto busca promover el desarrollo de competencias de pensamiento científico en educadoras de párvulo en formación a través de varias actividades; entre ellas: implementación de oportunidades de mejora, importancia de generar espacios de trabajo colaborativo, análisis de nuestras propias prácticas y mantener foco en primeras edades.

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Por su parte, la profesora María Luisa Orellana expuso sobre “Identificación y caracterización de las competencias de pensamiento científico de educadores de párvulos en formación: Una contribución fundamental para la educación científica en las primeras edades”, como parte del Proyecto FONDECYT 1105505.

La profesora explicó que la iniciativa busca favorecer experiencias pedagógicas que conecten con la curiosidad y el asombro de los niños y niñas, incorporando distintas vías de acceso al conocimiento, desmitificando la idea de que la ciencia es compleja o accesible sólo a unos pocos.

El proyecto trabaja desde una orientación socio cultural (Potenciar la necesidad de preguntarse y pensar sobre el mundo; interactuando con y en él, intervenirlo y explicarlo), así como desde la Inclusión social (Comprender las Ciencias Naturales como una construcción profundamente humana, socialmente construida, vinculada a emociones y valores) y la Alfabetización (Valorar el lenguaje en los procesos comprensivos y constructivos, al articular la mirada científica para la comprensión del mundo, su intervención y transformación).

-La ciencia escolar se configura como un acercamiento, desde el “saber erudito” al “saber enseñable” en contextos pedagógicos, contribuyendo a la formación de ciudadanos alfabetizados científicamente, a partir del trabajo con los temas y problemas socialmente relevantes –profundizó la profesora Orellana. 

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“La educación científica debe comenzar en las edades iniciales, donde los niños, dada su curiosidad: pueden experimentar y tomar parte en procesos de indagación, las actividades científicas en educación infantil pueden influenciar las actitudes a largo plazo de los niños hacia la ciencia (Spektor-Levy, et. al, 2011)” finalizó.

Descargar aquí ponencias

Texto: Paulina Salazar y Francisco Zabaleta

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